—¡Qué duro que está esto!
—No te preocupes, sigue moviéndolo.
—Erij, ya no puedo más, hay que
bañarnos nuevamente.
—Vitza, ¿y luego qué? Ya estoy
sintiendo frío —dijo Erij mientras abrazaba a Vitza por la espalda.
—Bueno, no lo sé, hemos intentado
todo, incluso ya rompiste el pomo de la puerta del baño y no se puede abrir
esta maldita puerta, ya gritaste todo lo que pudiste, mas nadie respondió a
nuestro llamado… estamos en un hotel, tal vez piensen que te estoy castigando —dijo
Vitza mientras reía.
—Tienes razón, seguiremos
encerrados, ¡para siempre!
—No está mal, ¿no?
—Soy claustrofóbico.
Eusoj Sargav
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