jueves, 30 de mayo de 2019

Nace un escritor (muere otro)


No era precisamente Homero, autor de La Ilíada, pero sí que su vida era toda una odisea desde siempre: no tenía piernas. Augusto Gómez, destacado e incógnito escritor, había perdido la vista y también el número de obras que había escrito a lo largo de su opaca vida camuflada en el anonimato. Sin embargo, continuó escribiendo como lo hizo “el poeta ciego”, tiempo atrás en la lejana Grecia.
En un principio, ayudado por su mujer —quien lo dejó al poco tiempo tras enterarse que su marido era estéril— logró escribir una obra más, y pese a las sugerencias que recibió por parte de ella sobre publicar sus escritos, no accedió y la aburrió.
Al tiempo, un escritor tan fracasado como él, fue a visitarlo y a halagarlo por sus innumerables obras inéditas. Le pidió consejos, Augusto se los dio. Le pidió prestada sus obras para leerlas en casa, Augusto se las prestó. Se despidieron, Augusto se despidió, sin saber por qué olía tan raro su cuchitril. Al salir, Idelfonso prendió un cigarrillo barato, le dio unas profundas caladas, y lo lanzó al suelo. Al instante la choza desprendía llamaradas e Idelfonso marcaba un número en el móvil, no era el de los bomberos, sino un contacto suyo que tenía en una editorial.

Un nuevo escritor había nacido.




Eusoj Sargav

jueves, 23 de mayo de 2019

La sonrisa de Ariadna


Una vida disconforme vestida de bata blanca buscaba desesperadamente vivos entre escombros y muertos, se encontraba saltando de zonas de conflicto en zonas de conflicto ¿Qué es lo que ella buscaba? ¿Por qué lo hacía?

Ariadna, tuvo una dura infancia al crecer en zona de guerrillas —en algún lugar de América latina—. Había sido una de las pocas sobrevivientes de un genocidio en alguna localidad, ya que había ido a visitar a su familia materna junto a su madre y su pequeño hermano menor. Al regresar del pueblo de su madre, torreones de humo negro se divisaban camino a su pueblo: la pequeña localidad había sido arrasada junto a gente inocente, el hedor a desesperación y sufrimiento era perceptible desde lejos, los ecos de los fusiles furiosos retumbaban la cordillera. Fue un día imborrable para la pequeña Ariadna, quien nunca más vería a su padre. Es así como deciden viajar a la capital en búsqueda de una nueva vida, lejos del lugar que les causaba tantos tristes recuerdos.

—¡Dra. Ariadna, un hombre está muriendo desangrado, ya casi no le queda pulso! —exclamaba desesperadamente un enfermero, tocándole la muñeca al soldado tendido en el suelo.
Las bombas asediaban los alrededores de la zona neutral.
—¡Doctoraaa, me muero, me mueroooo! —Gritaba de dolor otro hombre que, en efecto, murió al instante.
Cada vez llegaban más heridos en camillas, arrastrándose como pudiesen, o agonizando.
—Doctora, venga rápido hay niños heridos, uno ya perdió la vida…son trillizos.
Las aldeas contiguas fueron arrasadas por ambos ejércitos. Memorias venían.
—Doctora, por favor, atienda a mi marido, se está muriendo, una bomba le voló las piernas, ¡por favor, tenga piedad! —lloraba la desconsolada mujer junto a su hija e hijo.
Recuerdos de un pasado olvidado azotaban la memoria de Ariadna. Tal vez se sintió reflejada en la última escena, nunca en sus quince años había visto tanta destrucción, sus compañeros de la Cruz Roja habían sido tomado de rehenes, era la única doctora que quedaba en el campamento, y no se abastecía para atender tanta tragedia retorciéndose, gritando, muriéndose. Si no actuaba de inmediato, todos morirían y no salvaría a nadie… pero había tanta gente a su alrededor que no sabía a quién salvar primero.
Ariadna dejó todo en manos de los dos enfermeros que la acompañaban, salió del campamento para tomar aire.

“La paz comienza con una sonrisa”
Madre Teresa de Calcuta

Lo único que puedo hacer es sonreír, así los salvaré de esta guerra sin tregua —pensó, haciendo cantar una Colt Python 357[1] dentro de su boca.




Eusoj Sargav




[1] Colt Python 357, es un revólver de lujo sumamente poderoso. Dejó de ser producida en el año 1999.

jueves, 16 de mayo de 2019

Anhelos y Barbaries en la luna


Residimos en el lado oscuro de la luna
Somos exiliados de sus noches de miel frenesí
Nos da la espalda,
Nos desprecia,
Envidia que seamos polvo cósmico entremezclado
O tal vez simples pulgas del universo que ignoran su naturaleza,
He ahí la razón aliviada con la que van por la vida
Aliviadas hasta que Morfeo nos deja de amamantar de inocencia
Será esta sustancia, que ahora los envuelve, ¿fruto de una nueva diosa?
Confusa fusión de Afrodita con Ares, confusa difusión que se vive en la guerra del amor
Y del odio almacenado en esas entrañas lunares
Oscura luz, desenfrenada pasión
Barbaries, te quiero conocer
Barbaries te quiero tocar, aspirar, juntarte a mí
Y sentir tu oscura y turbulenta respiración sobre mi rostro
Juntar mis pecaminosos labios, ya desgastados, con los tuyos
Tal vez me haga falta saber de Barbarie...
Tal vez no...
Tal vez deseo verla...
Para luego estremecerme junto a ella
En el lado oculto de la luna.

 
Fotografía: B.R.B

Eusoj Sargav
B.R.B.

jueves, 9 de mayo de 2019

Reuniones y reuniones


“…Quererse no tiene horario, ni fecha en el calendario cuando las ganas se juntan…”
Los Corraleros de Majagual

Y ahí estaba, tan bella como siempre con sus ojos verdes y sus labios rosas, caminando acompañada de dos pequeños niños y un adefesio que la besaba, ¿qué pasó Violeta? ¿Es que no pudiste conseguir algo mejor?
—¿Qué esperas, Lisandro? ¿No es ella, Violeta, tu primer amor?
—Cierto, huevón ¿Y ahora qué hago? —exclamaba embargado de la emoción propia de un colegial.
—Calichín, no me preguntes más, bájate de la patrulla y dale tu número. Yo detendré al carro en el que subirán y le pediré los papeles a su marido.
—Gracias, compadre, te debo una. Que Selene nunca se entere de esto, ¿me entiendes? ¡¿Me entiendes?!
—Déjamelo todo a mí, a tu maestro.
—Jajaja, calla idiota.


—George, creo que el señor oficial nos está indicando que detengamos el auto.
—Parece que sí, mi amor. Veré que desea —decía con desgano el marido.

—Buenos días, señor oficial, qué se le ofrece —preguntaba George con una falsa amabilidad.
—Buenos días. Papeles por favor…ya sabe, cosas de rutina.
—Aquí los tiene, señor —acercándole dichos documentos al policía.
—Señor, necesito que baje del auto, hay unas cosas que quisiera preguntarle.
El hombre, nervioso, bajó del auto dispuesto a arreglar el asunto —de la mejor manera, llevándose la mano al bolsillo trasero del pantalón— con el señor policía.
Mientras tanto, Lisandro se acercó sigilosamente a la ventana del auto en la que se encontraba sentada Violeta, dejándole una tarjeta a la preocupada mujer, quien se sorprendió al verlo. No hizo más que aguantar las ganas locas de bajar del auto y dejar todo atrás para irse con él.


—Violeta, amor, ¿no vendrás a casa temprano?
—No, cariño, recuerda que hoy tenía una reunión de reencuentro con las chicas del colegio. Te estaré llamando ante cualquier eventualidad.
—Ah, pero por supuesto. No te preocupes y diviértete.
—Ya sabes, cuidas a los niños y los haces dormir.


—¿Por qué no vienes aún a casa, amor?
—Hola, mi cielo. Lo que pasa es que hoy es mi deber reunirme con el coronel Hernández en el club para discutir sobre el tema del asenso que te comenté. Esperemos que no pida mucho para "el favor".
—No te preocupes gordito, demórate todo lo que debas para que logras ese ansiado asenso que tanto tiempo buscabas. Y si has de gastar, hazlo. Después del asenso ganarás muchísimo más y seremos más felices.
—Gracias, siempre tan considerada tú. 


A la media hora la pareja de infieles sya se encontraba en la suite de un elegante hotel del distrito de San Isidro.
—Hola Violeta. Sigues siendo tan hermosa como hace veintiséis años, ¿qué le dijiste al fracasado de tu esposo?
—Que me reuniría con unas amigas de la juventud, y se lo creyó —respondió con total frialdad, mirándolo con complicidad.
—Pobre baboso, no te merece —ambos rieron.
—No seas tan malo con él, Lisandrito. El hecho que haya aceptado tu invitación no te da el derecho de hablar así sobre él.
—No dije nada, no dije nada —reía el amante.
—¿Bueno, por dónde empezamos?
—Dime tú dónde empezamos y veré en dónde termino —proponía, provocador.
—Sigues siendo un cochino, por eso nunca te olvidé.
—Ni yo a ti. Pero una cosa... este encuentro será tan solo por esta vez...Te comenté que también soy un hombre casado.
—Yo también lo soy, como habrás visto. Pero ya sabes, este es nuestro destino.
—Ya no digas más que se nos acaba el tiempo —dándole un apasionado beso al mismo tiempo que se lanzaron a la cama.
—Extrañaba estos besos, esta intensidad… Te extrañé tanto, Lisandro.


A la siguiente semana, ambos tuvieron otra larga e importante reunión.







Eusoj Sargav

jueves, 2 de mayo de 2019

Proyecto Nayee Duniya


“La palabra protagonista viene del griego “protagonistis” formada por “protos” (primero) y “agonistis” (luchador o jugador). La palabra “agon” en griego significa lucha, combate o partido.”[1]

La quinta y última glaciación de la tierra (junto a los miles de desastres naturales) siguió su curso hasta que no quedó nada vivo en la superficie, fue entonces cuando el humano emprendió un verdadero viaje —no al centro de la tierra— a las entrañas de la tierra en búsqueda de calor. Un calor que dejaba de ser caliente. El núcleo del planeta se estaba apagando debido a un fenómeno irreversible desconocido por el entendimiento humano, a pesar de los muchos estudios realizados que resultaron fallidos.
De los miles de millones de humanos, Sri Ranganathaswamy, considerado la última bastión de la humanidad contra la extinción humana, eligió menos de un millón de personas a las que se les consideraba útiles para el gran proyecto: “Nayee Duniya[2]”, cuya solución temporal era albergar esa tan reducida población a 1000 km de la superficie terrestre en una suerte de ciudades subterráneas dotadas de oxígeno suficiente y agua deshelada proveniente de la superficie, provista de alimentos sintéticos que se consumían en forma de cápsulas o barras nutricionales. Las personas selectas eran ubicadas estratégicamente dentro del Sri Ranganathaswamy, en donde cada uno cumpliría una función determinada en esta sociedad que solo podía tener un hijo, si es que se lograba tener y sobrevivir.
Transcurrieron doscientos años, y la tasa de natalidad y mortandad se mantenía en equilibrio; los niveles de educación y alimentación, de igual manera. Era un orden enfermizo el que reinaba en la sociedad, el pensamiento era acorde a la educación recibida que les enseñaba a no pensar. Todo iba bien, pero como siempre, algo tendría que pasar para terminar con el estaticismo de la vida: Rachel.
Rachel era una mujer de belleza e inteligencia nunca antes vista en el “nuevo mundo”, proveniente de un clan de hippies coleccionistas de misteriosas piedras, que según decían, poseían singulares poderes del “mundo de arriba”, “mundo antiguo” o “mundo muerto”—como se le solía llamar a la superficie—, además de eso, destacaba en el mundo de las ciencias naturales que dominaba absolutamente todas a la edad de veinticinco años. Lo que hacía con su misteriosa vida era trabajar en Nayee Duniya desarrollando soluciones para acabar con los fenómenos en la superficie, regresionar al núcleo terrestre a su estado normal y hacer rehabitable al mundo de arriba.
No se hallaba solución alguna pese a que la mente más brillante de la humanidad trabajaba día y noche en ello. Pero no era tan grave la situación, Sri Ranganathaswamy era autosustentable, y se calculaba que el núcleo de la tierra seguiría brindándoles calor por lo menos por trescientos años.
Después de muchos intentos fallidos (todos boicoteados por Rachel), se logró encontrar la manera de qué el núcleo terrestre vuelva a la normalidad, y los máximos nuevos líderes del proyecto Nayee Duniya decidieron que esa misma noche debería de llevarse a cabo la regularización del núcleo terrestre. El resto es historia, la genio lo hizo de nuevo, boicoteo nuevamente el experimento siguiendo sus principios, pero ¿cuáles eran esos principios? ¿Por qué estropeaba los experimentos una y otra vez? Ella consideraba que la tierra y la vida en la tierra ya debería de llegar a su fin absoluto, y en caso que exista una salvación, ¿Quiénes se salvarían? ¿La humanidad o la tierra? Todo estaba muy claro, era obvio que el humano no había aprendido de sus errores y los volvería a cometer si la tierra se salvaba, el humano siempre había sido egoísta, y lo seguiría siendo. Entonces pensó que la mejor manera salvar la tierra, era salvando al hombre.
Cuando ya se encontraban a la distancia prudente, Rachel dio la orden a la unidad científica para que accione el cañón de partículas eléctricas que dotarían de calor a la tierra, pero claro, ella convenció —con métodos poco esclarecidos— al operario de ser ella la que nivele la cantidad de descarga que se realizaría para nivelar el calor en el núcleo. Y así lo hizo, a su manera.
La tierra terminó calcinada y volvió a ser lo que su momento concepción fue: polvo cósmico, viajero de milenios luz.

Sri Ranganathaswamy


Eusoj Sargav



[1] Definición recogida de: etimologías.dechile.net/?protagonista

[2] Nayee Duniya, palabra hindú que significa Nuevo Mundo en español.

Flamenco rojo

  La esperanza se pierde, ¿Respira? A Rubén no le cabía ni un solo grano de arroz más, estaba más que satisfecho, estaba tan lleno de co...