jueves, 27 de diciembre de 2018

Atrapasueños, matailusiones

Atrapasueños, matailusiones

La música se sumergía en los oídos,
un ambiente de magia nos rodeaba,
el niño danzaba al ritmo de las olas.
¿Qué horas son mi corazón?
Un malabarista ensayando piruetas,
Un ebrio por la vida destilando poesías
¿Qué horas son mi corazón?
La gente va hacia la glorieta,
Sedientos de emociones nuevas
Y se dejan llevar por lo inevitable: esto no es casualidad
¿Qué horas son mi corazón?
Será y es la hora de cruzar la frontera,
De repente me quedo vacío.
Te llevaste todo de mí:
Atrapasueños, matailusiones.
¿Qué horas son mi corazón?
Es la hora en que nos separemos.

Fotografía hecha por B.R.B. 


Eusoj Sargav

B.R.B

jueves, 20 de diciembre de 2018

Lycoris radiata

Y esta vez me encuentro a mí mismo sentado en medio del pequeño jardín de la casa rodeado de mariposas blancas que juguetean alrededor mío. Yo las miro despreocupado cómo es que juguetean, viéndolas bien, son mariposas blancas con bordes negros —vaya peculiaridad—, en el pequeño jardín jamás había visto a estas singulares mariposas. El pasar de las horas mirando a aquellas mariposas blancas con bordes negros sin hacer nada más, ha traído la melancolía a mi alma, una vez más... El no tener qué hacer, ha desatado una serie de pensamientos que al fin me tienen ocupado. He pensado que, si existe la reencarnación, posiblemente estas mariposas blancas con bordes negros que siguen y siguen revoloteando alrededor de mi cabeza, hayan sido niños y niñas traviesos que regresaron sin previo aviso a este plano terrenal. De lo físico. Y tan solo para poder jugar, jugar, volar y volar. Esta vez, sí. Esta vida, sí. Y así. Pobres criaturas. Lloré.
¡Qué agradable es estar rodeado de esta increíble calma, este ambiente tan fresco, justo en uno de los veranos más calientes registrados en los últimos quince años! No creo poder encontrar tal calma en otro pequeño jardín, parque o madreselva. ¡No!, !jamás! Solo aquí y ahora: En el pequeño jardín de la casa.
Pero no son tan solo mariposas blancas bordinegras que juegan y revolotean alrededor de mi cabeza —persiguiéndose unas a las otras— lo único bello e increíble de este pequeño jardín, hay también plantas de todo tipo: tengo plantas medicinales, mágicas, alucinógenas, de las venenosas también, etcétera y etcétera. Y, sobre todo, de lo que más me gusta entre toda esta multivariada gama de plantas en este pequeño jardín son las flores. Flores de todos los colores. Todas en perfecta armonía, cada conformación floral pareciese que me observara con sus relucientes pétalos y se murmurasen algo. Algunas de las hermosas flores tienen mariposas blancas de bordes negros reposando en ellas, otras, siguen observando muy envidiosas cómo es que las mariposas blancas con bordes negros juegan y revolotean sobre mi cabeza.
Como todo amante de la naturaleza: de los jardines y sus flores con mariposas blancas de bordes negros que revolotean juguetonas sobre mi cabeza, ha llegado el momento de ponerme de pie, buscar mis herramientas y dar comienzo a mis actividades diarias en el jardín. Llámese podar y regar para que siga hermoso, siempre hermoso este pequeño jardín. Pero hoy, una de las actividades centrales del día es buscarlos a ustedes. No siempre es fácil ubicarlos, mis tesoros… Quizás estarán en este preciso momento bajo mis botas de jardinería, escondidos entre algún arbusto o mata, o con hermosas flores multicolores saliendo por los oscuros agujeros que tienen sus duros cráneos, donde alguna vez alumbraban sus vivaces ojos. Tal vez deba de buscar primero a nuestros dos hijos: Mïrzå y Aleksandr. De sus cráneos ya estarán brotando sendas eustomas y púrpuras hortensias, todo un orgullo. Estoy orgulloso de nuestros hijos, Tanya. Así que debo de darme prisa para poderlos regar con agua cristalina de la montaña que recolecté en esta fría madrugada, pues es el cumpleaños y día en el que murieron nuestros hijos; luego te buscaré a ti, mi amor. La actriz principal, la protagonista de este pequeño jardín, mi flor del infierno.





Eusoj Sargav

jueves, 13 de diciembre de 2018

Ven, volemos

Exhalo niebla,
La noche dentro de un vaso sin fondo,
Tu perfume desvaneciéndose en el viciado aire de estas cuatro paredes,
La puerta…portal de planos astrales, está abierta, un vórtex me absorbe para expectorarme a la calle: serenos, tumbos y rocíos me miran.
El cielo neutro escupe sobre mí. Alzo mi mentón hacia el espacio, abro las mandíbulas y me lleno con el ácido lisérgico que cae, se derrite la percepción mía, sonando todo... absolutamente todo muy amarillo - zumo de naranja,
Te busco y estabas en la otra orilla de la calle, tan lejancerca.
Un mar de brea nos separa,
Mis pies descalzos, excitados aún, me hablan en sánscrito. Les entiendo, ¡Sí! Es más, discutimos en arameo, en el artificial esperanto, y llegamos a un consenso: PARTIREMOS AL INSTANTE.
Tiendo a deslizarme hacia el negro océano, es sólido y áspero. Está congelado y sus dientes desiguales me intentan morder.
¡Pero está congelado! ¡Mierda! ¡Está congelado! ¡La nueva y última glaciación! Eran verdad las conspiraciones del doctor turquesa.
Es una pena, mis ojos lloran y mi boca ríe, mi nariz estornuda y mis oídos sangran… Todo está como tiene que ser, decía una marmota que vive en el segundo piso de mi cráneo.
Mis fauces jadeantes se descuelgan hasta llegar al piso, tú levitabas, brillaste y agitaste las ramas de mano en tu árbol antropomorfo,
Esta ruta diferente a la de Krebs no es el camino, ya no tengo energías, me arrastro cual gusano en este océano, clavo mis manos. Un momento, ¿estoy sangrando?
¡Gritas mi nombre y me maldices!
Sin preocupación alguna por el mañana, cortas tu yugular y la sangre la viertes en el vaso sin fondo donde estaba enroscada la noche. ¡Salud! ¡Brindemos! Sigues suspendida en esta atmósfera, y decides nadar por los aires y te lanzas sobre el barco fantasma.
Golpeaste mi madera, y pregunto —Hola, ¿quién eres? ¿Qué eres? — miro bien entre las comisuras de mis ventanas, eras tú. Ya no tuve que seguir haciendo el ridículo en el lecho marino. No me diste la rama de tu árbol antropomorfo, me diste tu otra mano, y volamos, volamos lejos, donde nadie nos encontró en esa cueva oculta. Allá, por las nubes.






Eusoj Sargav

Yamada con doble ele, luego sin ye

—¿Aló? ¡Aló! ¡Por favor responde! — Insistí desesperadamente.

—Sonaba el reverbante sonido de unos pasos, a lo lejos.




Eusoj Sargav

Carta de invitación

Carta de invitación
Familia Pupovac, está cordialmente invitada a nuestra boda que se llevará a cabo en la Iglesia Católica de Zrenjanin a las 11:00 a.m. 
Atte. S(Senka) & T(Tomislav).

Flamenco rojo

  La esperanza se pierde, ¿Respira? A Rubén no le cabía ni un solo grano de arroz más, estaba más que satisfecho, estaba tan lleno de co...