Exhalo niebla,
La noche dentro de un
vaso sin fondo,
Tu perfume
desvaneciéndose en el viciado aire de estas cuatro paredes,
La puerta…portal de
planos astrales, está abierta, un vórtex me absorbe para expectorarme a la
calle: serenos, tumbos y rocíos me miran.
El cielo neutro
escupe sobre mí. Alzo mi mentón hacia el espacio, abro las mandíbulas y me lleno
con el ácido lisérgico que cae, se derrite la percepción mía, sonando todo... absolutamente todo muy amarillo - zumo de naranja,
Te busco y estabas en
la otra orilla de la calle, tan lejancerca.
Un mar de brea nos
separa,
Mis pies descalzos,
excitados aún, me hablan en sánscrito. Les entiendo, ¡Sí! Es más, discutimos en
arameo, en el artificial esperanto, y llegamos a un consenso: PARTIREMOS
AL INSTANTE.
Tiendo a deslizarme
hacia el negro océano, es sólido y áspero. Está congelado y sus dientes
desiguales me intentan morder.
¡Pero está congelado!
¡Mierda! ¡Está congelado! ¡La nueva y última glaciación! Eran verdad las
conspiraciones del doctor turquesa.
Es una pena, mis ojos
lloran y mi boca ríe, mi nariz estornuda y mis oídos sangran… Todo está como
tiene que ser, decía una marmota que vive en el segundo piso de mi cráneo.
Mis fauces jadeantes
se descuelgan hasta llegar al piso, tú levitabas, brillaste y agitaste las
ramas de mano en tu árbol antropomorfo,
Esta ruta diferente a
la de Krebs no es el camino, ya no tengo energías, me arrastro cual gusano en
este océano, clavo mis manos. Un momento, ¿estoy sangrando?
¡Gritas mi nombre y me
maldices!
Sin preocupación alguna por el mañana, cortas tu yugular
y la sangre la viertes en el vaso sin fondo donde estaba enroscada la noche.
¡Salud! ¡Brindemos! Sigues suspendida en esta atmósfera, y decides nadar por
los aires y te lanzas sobre el barco fantasma.
Golpeaste mi madera,
y pregunto —Hola, ¿quién eres? ¿Qué eres? — miro bien entre las comisuras de
mis ventanas, eras tú. Ya no tuve que seguir haciendo el ridículo en el lecho
marino. No me diste la rama de tu árbol antropomorfo, me diste tu otra mano, y
volamos, volamos lejos, donde nadie nos encontró en esa cueva oculta. Allá, por
las nubes.