sábado, 30 de noviembre de 2019

El barquero del averno

El karma pecaminoso marcó las tres,
Las manecillas del reloj marchaban al revés
Los rayos lunares te señalaban acusadores.
Las voces en tu cabeza iban materializándose,
Tus miedos despertándose.
Cerbero se alegraba de tu eminente llegada,
Las falanges del suelo te tragaban.

Respiración entrecortada, sudores fríos,
Caída libre y eterna a la piscina de azufre,
Tus malas acciones me recordaban el camino,
Llanto desconsolado de alma condenada,
Regocijo de sufrimiento ajeno,
Monedas para mí, el lanchero condenado,
El karma pecaminoso, no nos dejará escapar.

Solo me queda remar, remar y remar.




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