—¿Es usted el señor Eusoj Sargav? —preguntó un policía
acompañado de un labrador color caramelo que se veía muy juguetón.
—El mismo, el que viste y calza señor policía, ¿en qué puedo
ayudarle? —preguntaba risueño el escritor— seguro también quiere un autógrafo. Venga,
¿dónde firmo y a quién va dirigido?
—Queda usted detenido por posesión ilegal de drogas. Todo lo
que diga será usado en su contra. Tiene derecho a guardar silencio y a un
abogado.
—¿De qué me está hablando usted?
—¿Ah, no sabe? —el policía abrió la maleta y todas las
drogas del mundo se desparramaron al suelo: yerba, speed, MMDA, jeringas.
—Mierda —Eusoj no sabía cómo las golosinas que le obsequió
el señor gnomo se habían convertido en drogas.
Después de pasar tantos años
pateando latas, trabajando solo en cachuelos que no tenían nada que ver con el
mundo literario, subiendo a los micros[1]
para vender mis historias impresas en hojas de papel bulky[2], a
2 soles cada folletín —a veces sin poder lograr vender nada, lo que significaba
no comer ni un carajo—, había llegado mi momento: Los Premios Copé[3] estaban
a la vuelta de la esquina y sentí esa atracción tan sexual, tan irrechazable de
participar en el concurso, así que decidí enviar una obra que la venía
trabajando desde los 15 años, ¿y no saben? Este pechito se ganó todo ese chuchonal[4] de
plata que daba el Premio Copé, y lo que tanto había anhelado: publicaron mi
libro en masa en todas las editoriales del Perú, ¡fue toda una locura! Vivía un
sueño, me sentía un chuchesumare. Me hacían entrevistas por todos lados… para
los canales de TV, para Facebook, Instagram, ¡Putamadre! Me sentía más famoso
que mi tío (Vargas Llosa).
Es así como poco a poco el título
de mi libro había empezado a invadir Latinoamérica —como si de una epidemia zombi
se tratara— hasta cruzar el charco y llegar a España, donde hasta el rey lo
leyó y la colocaba en su mesa de noche junto a sus joyas y coñacs. Era todo un
éxito, cosa que no había pasado desapercibida y ya se escuchaba por ahí, en la
prensa española especializada de literatura, que mi obra podría ser premiada con
los Premios Princesa de Asturias[5], y
así fue, había logrado ganar dicha premiación. Lo único que faltaba era ir a la
premiación en el histórico Hotel de la Reconquista, en Oviedo, España, lugar
donde se celebra esta ceremonia todos los años.
A falta de una semana para la
entrega de los premios, había decidido ir a visitar a mis no tan viejos amigos
de la universidad —sí, logré estar en una universidad, pero me salí de ahí
porque no era lo mío ese mundo de los números—; hablo de Ricolino Rossi, un
abogado de narcos, Pao Lo, el dueño de un chifa[6] (llamado
Miau Miau ¿Quién sabe por qué?), Andrew, el basquetbolista de la universidad (que
se había quedado manco), Gampi Sánchez, un distribuidor de medicina a quien le
iba muy bien, y de Pipe Lín, quien exportaba paiches a Europa. Nos habíamos
reunido en un restaurante llamado "Los pescados capitales" para almorzar y hablar de los buenos tiempos
donde todo era chacota y tal. Después de ello, fui al aeropuerto con destino
a Madrid, y antes de entrar al aeropuerto, un señor enanito que vendía
golosinas me interceptó.
—¿Qué deseas comprar? —preguntó un señor enanito, gordo y
orejón.
—No deseo comprar nada, soy pobre —respondió el astuto
Eusoj.
—Ja ja ja, qué va a ser pobre usted, señor Eusoj, es famoso.
—Bueno, bueno, no pensé que tanta gente me conocía —reía, un
tanto avergonzado— es un placer conocerlo señor.
—Toma hijo, ten estos caramelos para el viaje.
—¿Qué? ¿Cómo sabe que voy a viajar? ¿Cuánto es? —preguntaba
el escritor, solo por compromiso, acercándose la mano a la billetera para dejarle
una propina al rechoncho señor.
—No es nada, acuérdate que estoy en todos lados. Oye, mira
allá, parece que es la prensa, guarde los caramelos en su equipaje, corra.
El escritor volteó, y, en efecto,
ahí estaba la prensa, pero al regresar la mirada donde se encontraba su fan
callejero, este había desaparecido. Eusoj estaba alucinando.
Logró conseguir entrar al
aeropuerto a tiempo, el Premio Princesa de Asturias lo esperaba en España, los
ojos le brillaban como dos pepitas de oro, se dirigió a la cafetería del Jorge Chávez[7] a
comer un postre de chocolate después de hacer sus trámites y en eso ocurrió el
principio del fin:
—¿Es usted el señor Eusoj Sargav? —preguntó un policía
acompañado de un labrador color caramelo que se veía muy juguetón.
—El mismo, el que viste y calza señor policía, ¿en qué puedo
ayudarle? —preguntaba risueño el escritor— seguro también quiere un autógrafo. Venga,
¿dónde firmo y a quién va dirigido?
—Queda usted detenido por posesión ilegal de drogas. Todo lo
que diga será usado en su contra. Tiene derecho a guardar silencio y a un
abogado.
—¿De qué me está hablando usted?
—¿Ah, no sabe? —el policía abrió la maleta y todas las
drogas del mundo se desparramaron al suelo : yerba, speed, MMDA, jeringas.
—Mierda —Eusoj no sabía cómo las golosinas que le obsequió
el señor gnomo se habían convertido en drogas.
El Premio Princesa de Asturias
nunca lo recibí por no estar presente en la ceremonia, ni mucho menos los putos
50 mil euros. Maldita sea, tantos problemas me hicieron para que una semana
después salga en libertad gracias a mi amigo, el abogado. Es así como conocí al
tío gnomo. A la mierda el Premio, a la mierda todo.
Puto tío gnomo.
Eusoj
Sargav
[1]
Micro, en Perú se le suele llamar “micro” a las unidades de transporte público.
[2]
Hoja bulky, es un papel elaborado de materia prima biodegradable.
[3]
Premios Copé, son los premios literatos más importantes del Perú.
[4]
Chuchonal, jerga peruana que significa gran cantidad de algo.
[5]
Premios Princesa de Asturias, los Premios Princesa de Asturias están
destinados a galardonar la labor científica, técnica, cultural, social y humana
realizada por personas, instituciones, grupos de personas o de instituciones en
el ámbito internacional, aunque con especial atención en el ámbito hispánico. Fuente: Wikipedia.
[6]
Chifa, es un término originado en el Perú para referirse tanto a la cocina
traída y adaptada por los inmigrantes chinos, coreanos, vietnamitas y de
Asia central desde mediados del siglo XIX, como también a los restaurantes
donde esta comida es servida. Fuente: Wikipedia.
[7]
Jorge Chávez, Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, ubicado en el Callao,
Perú.
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