jueves, 6 de junio de 2019

Gravemente graveDAD

—Profesor, ¿es consciente de la gravedad de los hechos?
—Sí, claro que lo soy —lo dijo muy tranquilo mirando a la araña en sus telarañas en la esquina de la sala de interrogatorios de la comisaria.
—Pues bien, ahora deseo que me cuente, al detalle, cómo fue que un alumno de su clase cayó desde el tercer piso muriendo al instante. Díganos la verdad. Usted y yo sabemos que es culpable.
—¿Yo, culpable? En primer lugar, me considero una persona incapaz de hacerle daño a alguien, mucho menos a un joven estudiante.
—Nunca lo acusé a usted, profesor —lanzándole una mirada burlesca.
—Solo se lo aclaro, conozco a los de su calaña, señor oficial, no se lo tome como algo personal.
—No me hagas perder la paciencia, pedazo de mierda. Si no fuiste quien lanzó a este muchacho, ¿entonces quién carajos fue si no fuiste tú?
—Le digo que no fui yo, oficial. No creo que sea difícil de entenderlo.
—Entiendo, te vas a pudrir en la cárcel, bastardo. Los testigos alegan que Paul se quedó en clases para hacerte una consulta cuando ya todos se habían ido...
—¿Y qué? —respondió con voz monocorde— Yo le digo que soy inocente, y usted no me cree… así que no encuentro lógico seguir con esta conversación.
—¿Y qué? —el corpulento oficial perdía la paciencia— ¿acaso no entiendes que uno de tus alumnos murió?
—Sí, y lo lamento, pero qué puedo hacer si no fui quien lo lanzó.
—Ah, entonces alguien lo lanzó… Dígame quien fue y lo dejaremos irse.
—No he dicho eso, no tergiverse mis palabras, señor oficial, es usted muy astuto, ¿se lo han dicho?
—Pasará las siguientes veinticuatro horas detenido en el calabozo hasta que se esclarezcan los hechos…

Willy, tienes que huir del país. No sé cuánto tiempo pueda conseguirte. Eso sí, no vuelvas nunca más, y si lo haces, que sea en mucho tiempo. Espero que esta lección te enseñe a controlar tu carácter.
Tu padre que te ama


—Celestino Gosicha, se le acusa de homicidio de primer grado contra el joven Xavier Zapata, el día 13 de setiembre del presente año. ¿Se considera culpable o inocente?
—Señor juez, no traje abogado porque no necesito a nadie para defenderme. Me declaro culpable e inocente, yo no asesiné a nadie, fue la gravedad que lo trajo hasta el suelo.
—Cállese. Queda condenado a cadena perpetua. Señores oficiales, llévenselo.


Las rejas sonaban terriblemente cuando el celador de prisión golpeaba las rejas del viejo, ordenándole  a que se levante.  
—Gosicha, tiene visita —una señora lo busca.
—¿Hijo?, tanto tiempo sin verte…
—Perdóname padre, destruí nuestras vidas.



Eusoj Sargav

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