Las ansias y los nervios carcomían a Mariana una noche antes
de la importantísima entrevista de trabajo, que tendría a primeras horas en una
oficina que quedaba en los alrededores del centro empresarial de San Isidro.
El trabajo al que aspiraba era perfecto para ella, el
crucero en el que se embarcaría -si calificaba para tal- iba a surcar el océano
pacífico, atravesar el canal de Panamá, cruzar el charco y finalizar en el
Mediterráneo. Un trabajo de en sueño.
8:00 A.M.
—¡Mierda! ¿En qué momento me volví a dormir?
Mariana tomó el primer taxi que encontró, y pese a ser un
auto muy rápido, no avanzaban más de dos metros cada cinco minutos en la
terrible avenida Javier Prado, el tiempo pasaba, y Mariana desesperaba.
8:30
A.M.
Mariana se bajó del taxi que tan solo avanzó unas cuadras más, pero no lo
suficiente como para acercarla al lugar de su entrevista.
El estresado chofer prende la radio del auto para relajarse:
RPP informa: "Cuádruple choque en la avenida Javier
Prado, diez heridos, ni un muerto..."
Mariana dispuso a correr, y correr, hasta llegar a escasas
cuadras de la oficina que quedaba cerca del Centro Empresarial de San Isidro.
Ella iba a buen ritmo, pese a correr con tacos, era tan
rápida como una bala. La gente que la veía correr quedaba asombrada por su
tremenda destreza al correr con tacones de aguja, algo admirable. Mariana miró
al reloj y faltaban 5 minutos para que empiece su entrevista, pero se relajó
porque solo faltaba una cuadra para llegar. Redujo el paso, controló la
respiración, y antes de pisar la acera en la que se encontraba la oficina, se
le quebró un taco, perdió el equilibrio y cayó al suelo.
Al recobrar la conciencia, Mariana vio que estaba en una
camilla de la clínica Javier Prado, se había fracturado el brazo al caer
violentamente contra la vereda. Quizás esta fue la única y última oportunidad
de su vida para conseguir su trabajo de en sueños.
Eusoj Sargav
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