3ER DÍA LUEGO DEL SECUESTRO DE BOB:
«Querido Bob, ahora que ya no estás más con nosotros, no conseguimos hallar consuelo alguno. Donde estés, que estés bien».
Qué te
parece, loco, mira lo que encontré en la casa de Bob, una nota pegada en su puerta —reía, no sin cierta nostalgia y angustia un tal Franz
Celcius.
Franz, ¿no
crees que esa letra se parece mucho a la tuya? Hay algo que se me hace extraño
aquí aparte de ti. No te ofendas, pero me imagino que la escribiste el día de
ayer mientras andabas desvariando en esa banca verde de madera que tienes en tu
patio —se burló Wolframio.
Pero
Wolframio, ¿acaso no entiendes que Bob ya no está entre nosotros?
Verdes
alfombras hay en todos lados, pero de eso nada en comparación de Bob…
¡¿Qué cosas sin sentido me estás
diciendo?! ¿Recuerdas cuando nos hablaba sobre los problemas sociales que
acontecen en nuestra sociedad?
Como si hubiera sido ayer, Franz.
No pensé que pudiera hablar, mucho menos sobre estos temas ¡Una lástima que se
dieron cuenta de su existencia!
¡Una lástima tremenda, viejo! ¿Recuerdas
a esos tipos estúpidos que nos vieron la cara de idiotas?
No me lo hagas recordar. Fueron
unos tipos vestidos de policías quienes miraron a Bob y se lo llevaron, no sin
antes habernos apuntado con un arma ¡Qué cosa para más terrible!
No pudimos hacer nada, con suerte
me pude quedar con una pertenencia suya, su correa con la que salía a pasear
mientras nos hablaba de las muchas vidas que ha tenido, reencarnación tras
reencarnación, ciclos kármicos inacabable —Bob pausaba su locución para tomar
una bocanada de humo y algo de sal—Sí que me sorprendía nuestro querido amigo
Bob, era sorprendente que diga cosas tan lógicas siendo un animal.
Lo recuerdo plenamente, en todas
sus memorias que nos transmitía siempre estaba presente una sociedad tan poco
racional como la nuestra, ignorante y represiva. Nos quitaron a Bob y él estaba
tranquilo, no hacía ruido. Solo movía la cola…
Descuida, yo tengo un plan para
recuperarlo.
4TO DÍA,
ERAN LAS 20 HORAS Y…:
¡NOTICIA
DE ÚLTIMO MINUTO! Nos encontramos en la cuadra en la que ocurrió el siniestro
el día de hoy por la tarde, las unidades del cuerpo de bomberos del distrito de
Lettuce Town son insuficientes ¡Ni con todos los caños de la ciudad se podría
apagar el incendio! El siniestro tuvo como epicentro el cuarto de un hombre que
se encuentra, precisamente, a nuestro costado ¡Porque somos el canal
sesentainueve, canal número uno en informarlo, desinformarlo, en generarle
distracciones para que pueda sobrellevar su día de mierda!
¡Corten!
Parker,
pero ¡¿Qué fue eso?! ¡¡¡Te pregunto!!! ¿Acaso eres estúpido? No puedes hablar
así estando en señal abierta. Exijo que me respondas en este preciso instante
antes que te encuentres firmando tu renuncia.
Perdón,
jefe, estaba muy emocionado, ¡es mi primera vez cubriendo un noticiero! Usted
me entenderá… las palabras empezaron a salir solas y ya no podía contener ese
derrame de palabras, comas y puntos —se excusaba el novel periodista, tan rojo
como si estuviera ardiendo por dentro.
Sí,
sí, sí, lo que tú digas, puedes olvidarte de la bonificación que ibas a recibir
este fin de año. Ahora corrige tu error.
¡Tres! ¡Dos! ¡Uno! ¡ACCIÓN!
Disculpen,
experimentamos desperfectos técnicos, pero aquí estamos de vuelta. Como les
decía, tengo al costado al joven que salió a dar unas vueltas a la manzana
mientras su cuarto empezaba a consumirse en llamas —decía esto mientras le
acercaba un micrófono a un Franz que se mostraba atónito ante lo que estaba
aconteciendo frente a sus ojos.
Buenas
noches, señor reportero, no acredito lo que está pasando, yo solo salí al
supermercado y había dejado prendidos en fuego a los juguetes de mi perro, Bob
—podría ser Marley, pero es Bob—de manera que pueda regresar a su hogar ayudado
de su perfecto olfato de can, en donde quiera que haya estado raptado por unos
desadaptados vestidos de policías que lo raptaron hace cuatro días; ¿y sabes
algo? ¡FUNCIONÓ! Lo tengo aquí conmigo —el perro movía la cola y se acurrucaba
en la pierna de su dueño en búsqueda de mimos—, no me importa que la ciudad
esté hecha un infierno —dicho esto, Franz cogió a Bob y se lo llevó en el
Datsun Sakura despintado (que alguna vez fue color azul marino) que aparcaba en
el parque que se encontraba en la esquina del parque en el que estaba siendo
interrogado, mas fue detenido por los bomberos y policías.
Al final, nunca se supo si fue
Franz quien había ocasionado el fuego, o si fue un cigarrillo a medio apagar
que cayó por su ventana (siempre le lanzaban colillas de cigarrillos unos
chiquillos de secundaria), motivos por el cual fue liberado esa misma noche, a
pesar del testimonio sin sentido que brindó a los medios de prensa aquel
fatídico día en el que murieron calcinados más de la población de la ciudad de
Lettuce town. Por otro lado, Franz, Wolframio y Bob disfrutaban de unas
vacaciones de ensueño en alguna paradisiaca isla del Caribe ahogados en licor,
tal vez penas propias de las copas, pero eso sí: libres de remordimientos.
Eusoj Sargav
No hay comentarios.:
Publicar un comentario