domingo, 15 de marzo de 2020

El guardaparques


El Parque Nacional del Manu[i] es un Área Natural Protegida (ANP) de carácter intangible, no obstante, a los hombres de pasamontaña poco les importa.
Con el día de hoy ya han pasado 2 años y sigo perdido. Huele a sangre.


Viernes 13 de agosto del 2010

—¿Siempre fue así de callado el tal Frank?
—Tampoco es que quiera hablar con alguien.
—No lo sé, Fernando. La gente callada en este trabajo puede ser muy peligrosa…
—Tú también eras callado cuando llegaste acá, no hablaste con nadie sino después de una semana.
—Hey, hey, hey, yo no hablaba porque estaba enfermo, eh—dijo Fausto golpeándolo amistosamente en el hombro a Fernando. — Además, no me acostumbraba a trabajar en un camal y abrir animales.
—A lo mejor también está enfermo, ¿no lo crees?
—Sí, ya lo creo, pero del cerebro, mi hermano.
Ambos rieron
          —Vamos a joderlo —sentenció Fernando.
          —Vamos a hacerlo mierda a ese mudo —agregó Fausto.


El día tan esperado por Frank había llegado: había sido aceptado en el programa de guardaparques voluntarios que se convoca por lo general tres veces al año.
Frank por fin sería guardaparques del Parque Nacional del Manu, asimismo, aprovecharía su estadía como para guardaparques para hacer estudios sobre la ecología del lugar.

Viernes 13 de junio del 2008

Después de haber sido capacitado acerca de sus funciones como guardaparques, Frank, un brillante estudiante de biología, se presentó puntual ante Francesca, quien sería la encargada de entregarle todos los materiales que necesitaba: brújula, mapas cartográficos, un machete para cortar trocha y una radio para comunicarse en caso se perdiese.
—Frank, verás, esta experiencia que se te otorga como guardaparques es todo un privilegio. Muchas personas fallaron en su intento para ser aceptadas ¡Felicitaciones, serás nuestro nuevo guardaparques!
—Muchísimas gracias Francesca, no tengo palabras para expresar la emoción que siento, daré lo mejor de mí.
—Tómalo con calma chico, no te vayas a perder en el corazón de la selva en tu primer día de guardaparques— Francesca río.
—Jajaja, ¡descuida! No haré nada que no me hayan dicho en la capacitación.
—Perfecto entonces, puedes ir a tu puesto.

Los días pasaban brillantes y calurosos, y Frank no dejaba de aprender de la mano de Francesca— una joven y entusiasta ecóloga ítalo-eslovaca que trabajaba en el Manu gracias a documentación falsa que un amigo suyo le había conseguido en Jirón Azángaro[ii], pues solo tenía visa de turista —, la rutina no se sentía como rutina, cada día que pasaba, Frank se maravillaba con todo lo que veía.
Al cabo de dos semanas, las lunas dejaron de ser solitarias para Frank. Seguía aprendiendo mucho con su mentora.

Viernes 11 de agosto del 2008

Como cada mañana, lo primero que se podía ver eran los rayos de luz que se filtraban entre los árboles que crecían gigantes frente al campamento que estaba delante del puesto de guardaparques. Los loros, guacamayos y demás aves curiosas entonaban exóticas pero hermosas melodías, el olor a tierra mojada y Francesca a mi lado eran la mezcla perfecta para mis días de guardaparques.
—Vamos, levántate dormilón, hora de ir a dar un paseo.
—¿Lo dices en serio? —preguntó emocionado el entusiasta estudiante.
—Sí, ¡claro que sí! Este pedazo de selva, es ancho y ajeno… Algo así decía un escritor de este país, ¿no? —preguntaba muy sonriente la hermosa Francesca.
—Así es, algo así. En verdad la frase correcta es: “El mundo es ancho y ajeno”, y no es una frase, es el título de una novela escrita por Ciro Alegría.
—Bueno, sigamos con lo nuestro que es el bosque y tal —ambos rieron y se besaron.
—Sigamos, sé que no debería internarme mucho en la selva, pero como me estás dando permiso, no habrá problema.
—Por ese lado estoy tranquila. A lo largo de tu estadía como guardaparques, me has demostrado que tienes un notable sentido de la orientación. Me sorprende para serte sincera.
—Es algo innato, por supuesto— bromeaba Frank.
—Bien, Mr. Brújula, llegó la hora que cuides nuevos rincones del parque, ¡suerte!

Frank se adentró en la selva virgen, observaba flores de colores y formas muy peculiares, insectos que jamás había visto, y claro, mucha maleza que le obstruía el camino. Y así se la pasó Frank, cortando trocha, fotografiando y haciendo apuntes durante todo el día.
El día iba oscureciendo y Frank debía de regresar al campamento, así que decidió seguir una ruta más corta, aunque inexplorada. El machete cortaba y cortaba la maleza que se interponía entre su camino y el campamento, cuando repentinamente se topó de narices ante un sujeto con pasamontañas quien se abalanzó contra el frágil guardaparques que cayó de bruces. Ahí no quedó todo, el hombre de pasamontañas había comenzado a golpearlo sin piedad y el joven Frank sentía como se le iba la vida, por lo que tenía que hacer algo para salvarse, solo atinó a mover los brazos para no ser golpeado, hasta que sintió que el hombre con pasamontañas que estaba sobre él dejó de atinarle golpes: Frank le había cortado el cuello con el filo sediento del machete. Tal vez le pareció buena idea desaparecer el cuerpo del hombre con pasamontañas, y el machete empezó a cortar.
Ya había oscurecido y Frank era interrogado por Francesca.

—Frank, ¡explícame ahora mismo por qué llegaste desnudo al campamento y con tantos golpes y cortes en la cara!
—Sucedió que me caí al pisar mal y me estrellé contra un árbol inmenso, y la verdad siento que todo me está dando vueltas, necesito atención médica… Estoy muy preocupado. Por favor, debo de ir a un hospital.
—¡Oh, Frank! No perdamos tiempo y sube a la camioneta, llegaremos en unas horas al pueblo más cercano. No estás en condiciones de quedarte más tiempo como guardabosques, tendrás que regresar a Lima, lo siento.
—Pero Fran…
—No te preocupes, te visitaré cuando tenga tiempo.
Frank se desmayó en el instante, todo se nubló y lo último que vio fue a Francesca.

Viernes 13 de agosto del 2010

          Cortar carne es lo que mejor sé hacer, el cuchillo se tiene que deslizar firme y con precisión para obtener un trozo perfecto. He perdido tanto tiempo jugando a ser guardaparques… Extraño mucho el sol, los árboles, los animales y a mi amada… Mejor es cortar carne, me gusta, realmente es algo que amo. Sobre todo, si es la carne de dos tipos con pasamontañas que me quisieron asustar el día de hoy.
          Sigo perdido…
          Francesa, ¿dónde andarás?






Eusoj Sargav





NOTA: Todo esto es ficción.


[i] El Parque Nacional del Manu es un Área Natural Protegida (ANP) y queda en el departamento de Madre de Dios, Perú.
[ii] Jirón Azángaro, un Jirón ubicado en el corazón del centro de Lima y debe su fama debido a que hay mucha gente que trabaja en ese jirón, adulterando documentos.

1 comentario:

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