El Parque Nacional del Manu[i]
es un Área Natural Protegida (ANP) de carácter intangible, no obstante, a los
hombres de pasamontaña poco les importa.
Con el día de hoy ya han pasado 2 años y sigo perdido. Huele a sangre.
Viernes 13 de agosto del 2010
—¿Siempre fue así de callado el
tal Frank?
—Tampoco es que quiera hablar con
alguien.
—No lo sé, Fernando. La gente
callada en este trabajo puede ser muy peligrosa…
—Tú también eras callado cuando
llegaste acá, no hablaste con nadie sino después de una semana.
—Hey, hey, hey, yo no hablaba
porque estaba enfermo, eh—dijo Fausto golpeándolo amistosamente en el hombro a
Fernando. — Además, no me acostumbraba a trabajar en un camal y abrir animales.
—A lo mejor también está enfermo,
¿no lo crees?
—Sí, ya lo creo, pero del cerebro,
mi hermano.
Ambos rieron
—Vamos a
joderlo —sentenció Fernando.
—Vamos a
hacerlo mierda a ese mudo —agregó Fausto.
El día tan esperado por Frank
había llegado: había sido aceptado en el programa de guardaparques voluntarios
que se convoca por lo general tres veces al año.
Frank por fin sería guardaparques
del Parque Nacional del Manu, asimismo, aprovecharía su estadía como para
guardaparques para hacer estudios sobre la ecología del lugar.
Viernes 13 de junio del 2008
Después de haber sido capacitado
acerca de sus funciones como guardaparques, Frank, un brillante estudiante de
biología, se presentó puntual ante Francesca, quien sería la encargada de entregarle
todos los materiales que necesitaba: brújula, mapas cartográficos, un machete
para cortar trocha y una radio para comunicarse en caso se perdiese.
—Frank, verás, esta experiencia
que se te otorga como guardaparques es todo un privilegio. Muchas personas
fallaron en su intento para ser aceptadas ¡Felicitaciones, serás nuestro nuevo
guardaparques!
—Muchísimas gracias Francesca, no
tengo palabras para expresar la emoción que siento, daré lo mejor de mí.
—Tómalo con calma chico, no te
vayas a perder en el corazón de la selva en tu primer día de guardaparques—
Francesca río.
—Jajaja, ¡descuida! No haré nada
que no me hayan dicho en la capacitación.
—Perfecto entonces, puedes ir a
tu puesto.
Los días pasaban brillantes y
calurosos, y Frank no dejaba de aprender de la mano de Francesca— una joven y
entusiasta ecóloga ítalo-eslovaca que trabajaba en el Manu gracias a
documentación falsa que un amigo suyo le había conseguido en Jirón Azángaro[ii],
pues solo tenía visa de turista —, la rutina no se sentía como rutina, cada día
que pasaba, Frank se maravillaba con todo lo que veía.
Al cabo de dos semanas, las lunas
dejaron de ser solitarias para Frank. Seguía aprendiendo mucho con su mentora.
Viernes 11 de agosto del 2008
Como cada mañana, lo primero que
se podía ver eran los rayos de luz que se filtraban entre los árboles que crecían
gigantes frente al campamento que estaba delante del puesto de guardaparques.
Los loros, guacamayos y demás aves curiosas entonaban exóticas pero hermosas
melodías, el olor a tierra mojada y Francesca a mi lado eran la mezcla perfecta
para mis días de guardaparques.
—Vamos, levántate dormilón, hora
de ir a dar un paseo.
—¿Lo dices en serio? —preguntó
emocionado el entusiasta estudiante.
—Sí, ¡claro que sí! Este pedazo
de selva, es ancho y ajeno… Algo así decía un escritor de este país, ¿no? —preguntaba
muy sonriente la hermosa Francesca.
—Así es, algo así. En verdad la
frase correcta es: “El mundo es ancho y ajeno”, y no es una frase, es el título
de una novela escrita por Ciro Alegría.
—Bueno, sigamos con lo nuestro
que es el bosque y tal —ambos rieron y se besaron.
—Sigamos, sé que no debería
internarme mucho en la selva, pero como me estás dando permiso, no habrá
problema.
—Por ese lado estoy tranquila. A
lo largo de tu estadía como guardaparques, me has demostrado que tienes un notable
sentido de la orientación. Me sorprende para serte sincera.
—Es algo innato, por supuesto—
bromeaba Frank.
—Bien, Mr. Brújula, llegó la hora
que cuides nuevos rincones del parque, ¡suerte!
Frank se adentró en la selva
virgen, observaba flores de colores y formas muy peculiares, insectos que jamás
había visto, y claro, mucha maleza que le obstruía el camino. Y así se la pasó
Frank, cortando trocha, fotografiando y haciendo apuntes durante todo el día.
El día iba oscureciendo y Frank
debía de regresar al campamento, así que decidió seguir una ruta más corta,
aunque inexplorada. El machete cortaba y cortaba la maleza que se interponía
entre su camino y el campamento, cuando repentinamente se topó de narices ante
un sujeto con pasamontañas quien se abalanzó contra el frágil guardaparques que
cayó de bruces. Ahí no quedó todo, el hombre de pasamontañas había comenzado a
golpearlo sin piedad y el joven Frank sentía como se le iba la vida, por lo que
tenía que hacer algo para salvarse, solo atinó a mover los brazos para no ser
golpeado, hasta que sintió que el hombre con pasamontañas que estaba sobre él
dejó de atinarle golpes: Frank le había cortado el cuello con el filo sediento
del machete. Tal vez le pareció buena idea desaparecer el cuerpo del hombre con
pasamontañas, y el machete empezó a cortar.
Ya había oscurecido y Frank era
interrogado por Francesca.
—Frank, ¡explícame ahora mismo
por qué llegaste desnudo al campamento y con tantos golpes y cortes en la cara!
—Sucedió que me caí al pisar mal
y me estrellé contra un árbol inmenso, y la verdad siento que todo me está
dando vueltas, necesito atención médica… Estoy muy preocupado. Por favor, debo
de ir a un hospital.
—¡Oh, Frank! No perdamos tiempo y
sube a la camioneta, llegaremos en unas horas al pueblo más cercano. No estás
en condiciones de quedarte más tiempo como guardabosques, tendrás que regresar
a Lima, lo siento.
—Pero Fran…
—No te preocupes, te visitaré
cuando tenga tiempo.
Frank se desmayó en el instante,
todo se nubló y lo último que vio fue a Francesca.
Viernes 13 de agosto del 2010
Cortar carne es lo que mejor sé
hacer, el cuchillo se tiene que deslizar firme y con precisión para obtener un
trozo perfecto. He perdido tanto tiempo jugando a ser guardaparques… Extraño
mucho el sol, los árboles, los animales y a mi amada… Mejor es cortar carne, me
gusta, realmente es algo que amo. Sobre todo, si es la carne de dos tipos con
pasamontañas que me quisieron asustar el día de hoy.
Sigo perdido…
Francesa, ¿dónde andarás?
Eusoj Sargav
NOTA: Todo esto es ficción.
[i]
El Parque Nacional del Manu es un Área Natural Protegida (ANP) y queda en el
departamento de Madre de Dios, Perú.
[ii]
Jirón Azángaro, un Jirón ubicado en el corazón del centro de Lima y debe su
fama debido a que hay mucha gente que trabaja en ese jirón, adulterando
documentos.
Bien Josué, sigue escribiendo
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